El ser metalero o ser considerado
como tal, tiene diversas consecuencias en la vida diaria. Los jóvenes reciben
constantemente críticas, comentarios y
rechazo por motivo de su apariencia física, por
lo agresivo o poco agradable de sus gustos musicales. La mayoría de los comentarios recibidos por
los jóvenes se caracterizan por su contenido negativo, pues como ellos mismos
afirman, utilizan toda clase de adjetivos despectivos para referirse a ellos.
Los metaleros afirman ser víctimas
de discriminación por parte de personas ajenas al metal, se saben vistos como
vagos, delincuentes, fracasados, como consumidores de sustancias adictivas e
incluso reconocen que frecuentemente son vinculados con el satanismo, sin
embargo, esto parece no tener mayor importancia para ellos, como dice Edgar, de
21 años:
“De
alguna manera ven raro al tipo de personas que le gusta el género, a mi tal vez
no recuerdo muy bien pero por ir alguna plaza o algo por el estilo se te quedan
viendo raro pero eso fue ya hace mucho tiempo la verdad no le doy importancia y
deje de ver ese discriminación en mi”.
En algunas ocasiones tales
actitudes van más allá de una simple mirada despectiva y trae consecuencias más
graves, como el ser expulsado de una escuela secundaria por portar camisas
negras con nombres de bandas conocidas, por escuchar supuesta música satánica e
incluso ser detenido por la policía en la calle para ser revisados e
interrogados, únicamente por tener cabello largo y ropa negra., lo que confirma
de algún modo la existencia de una percepción general negativa del metalero.
Rodrigo,
de 28 años dice:
“Si, son mirados de forma discriminada y a veces
criticada y no es respetada desde hace muchos años a causa de sucesos musicales
lo cual da la mala imagen, si me ha sucedido, fui expulsado de una secundaria
por portar playeras de bandas como Pantera, Nirvana, Burzum y escuchar supuesta
música satánica”.
Aparentemente,
estas actitudes recibidas no son de mayor importancia, ya que lo importante no
es ser aceptado por la gente “normal”, sino el hecho de sentirse apoyado y
pertenecer al grupo.
Guillermo, 19 años:
“Si uno se refiere socialmente, obviamente sí, tanto con la
sociedad, novia y/o compañeros de que da mal aspecto el pelo largo, es de
idiotas ir con ropa negra en pleno sol, etc. Ahora, en nuestra escena se
muestra más apoyo al metal y ahí no podemos negarlo”
Otro ejemplo es lo descrito por Roger, de 21 años:
“En las fiestas o restaurantes o lugares de contexto
diferentes a las tocadas o a tu círculo de amigos siempre es difícil encajar o
ser escuchado ya que juzgan por la vestimenta o tu pinta antes de conocerte o
tratarte”.
Lo anterior permite mostrar el fuerte sentido de pertenencia que tienen
estos jóvenes a hacia la subcultura del metal, pues implica el sentirse
apoyados por los miembros de dicho grupo así como de un compromiso que no
disminuye ni se subordina a pesar de las implicaciones sociales que tiene el
ser miembro de un movimiento contracultural.
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