domingo, 11 de mayo de 2014

Consecuencias percibidas de ser metalero

El ser metalero o ser considerado como tal, tiene diversas consecuencias en la vida diaria. Los jóvenes reciben constantemente críticas,  comentarios y rechazo por motivo de su apariencia física, por  lo agresivo o poco agradable de sus gustos musicales.  La mayoría de los comentarios recibidos por los jóvenes se caracterizan por su contenido negativo, pues como ellos mismos afirman, utilizan toda clase de adjetivos despectivos para referirse a ellos.



Los metaleros afirman ser víctimas de discriminación por parte de personas ajenas al metal, se saben vistos como vagos, delincuentes, fracasados, como consumidores de sustancias adictivas e incluso reconocen que frecuentemente son vinculados con el satanismo, sin embargo, esto parece no tener mayor importancia para ellos, como dice Edgar, de 21 años:

“De alguna manera ven raro al tipo de personas que le gusta el género, a mi tal vez no recuerdo muy bien pero por ir alguna plaza o algo por el estilo se te quedan viendo raro pero eso fue ya hace mucho tiempo la verdad no le doy importancia y deje de ver ese discriminación en mi”.

En algunas ocasiones tales actitudes van más allá de una simple mirada despectiva y trae consecuencias más graves, como el ser expulsado de una escuela secundaria por portar camisas negras con nombres de bandas conocidas, por escuchar supuesta música satánica e incluso ser detenido por la policía en la calle para ser revisados e interrogados, únicamente por tener cabello largo y ropa negra., lo que confirma de algún modo la existencia de una percepción general negativa del metalero.

Rodrigo, de 28 años dice:
Si, son mirados de forma discriminada y a veces criticada y no es respetada desde hace muchos años a causa de sucesos musicales lo cual da la mala imagen, si me ha sucedido, fui expulsado de una secundaria por portar playeras de bandas como Pantera, Nirvana, Burzum y escuchar supuesta música satánica”.

Aparentemente, estas actitudes recibidas no son de mayor importancia, ya que lo importante no es ser aceptado por la gente “normal”, sino el hecho de sentirse apoyado y pertenecer al grupo.

Guillermo, 19 años:
“Si uno se refiere socialmente, obviamente sí, tanto con la sociedad, novia y/o compañeros de que da mal aspecto el pelo largo, es de idiotas ir con ropa negra en pleno sol, etc. Ahora, en nuestra escena se muestra más apoyo al metal y ahí no podemos negarlo”
Otro ejemplo es lo descrito por Roger, de 21 años:
“En las fiestas o restaurantes o lugares de contexto diferentes a las tocadas o a tu círculo de amigos siempre es difícil encajar o ser escuchado ya que juzgan por la vestimenta o tu pinta antes de conocerte o tratarte”.

Lo anterior permite mostrar el fuerte sentido de pertenencia que tienen estos jóvenes a hacia la subcultura del metal, pues implica el sentirse apoyados por los miembros de dicho grupo así como de un compromiso que no disminuye ni se subordina a pesar de las implicaciones sociales que tiene el ser miembro de un movimiento contracultural.

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